DIARIOS DE JAPÓN Y LA INDIA

1960-1964

JOANNE KYGER

11 de enero, 1962. Jueves

Nos levantamos a las cuatro y media para dirigirnos hacia Tiru-vannamalai - el bus está bien. Una mochila bajo el asiento, la otra en el techo del bus. Partimos a las cinco y media. El bus se para. Algo salpica las barras de las ventanas unas filas detrás de nosotros. La suciedad me ha salpicado la parte de atrás de la cabeza. El conductor se baja y quita los trozos de carne de las ventanas con un palo, por lo visto la carne estaba en lo alto de un árbol.

Llegamos a las diez y media. Caminamos a la casa de los Osborne, que esperaban nuestra llegada para esa misma tarde. La casa está cubierta de buganvilias de colores vivos. Campo árido y seco con una colina pedregosa al sur. Estamos en el corazón de la India.

Los Osborne son seguidores de Sri Ramana Maharshi, cuya doctrina se parece al método zen Quién soy yo. Quién hace todas esa preguntas. Practican la disolución del ego. Ellos piensan que La Madre es una loca que posiblemente practique magia negra u ocultismo de algún tipo. Y dicen que la filosofia de Aurobindo era muy confusa. Sienten desprecio por el áshram de Pondi-cherry.

Y sin embargo ellos están tan entusiasmados y tan cegados por Maharshi como la gente de Pondicherry por La Madre y Aurobindo.

Los niños de la Escuela Brahmin se sientan frente al Samadhi de Maharshi cantando los Vedas - cinco chicos pequeños. Sus cabezas están afeitadas y tienen tiras de ceniza sobre sus frentes y sus brazos. Hay un punto bermellón en el centro de su frente. Su canto es muy rítmico, cantan casi sincopadamente. Aburridos, se retuercen y nos miran fijamente, rascándose a medida que cantan.

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