CHIANG MAI: DECADENCIA Y RENACIMIENTO
LA RECONSTRUCCIÓN DEL REINO DE LANNA
A N T E C E D E N T E S
Tras la muerte de Mangrai, el fundador del reino de Lan Na, Chiang Mai siguió prosperando bajo el mandato de los sucesivos reyes. Entre ellos, hay dos figuras que desempeñaron un papel especialmente relevante en la configuración de la ciudad: Kuena, que reinó entre 1355 y 1385, y Tilokaraj que ocupó el trono entre 1441 y 1487.
Durante el reinado de Kuena, en el siglo XIV, el reino de Lan Na llegó a controlar gran parte del norte de Tailandia y de Vietnam, Laos y parte de la provincia de Yunnan (China). La rama del budismo que se instauró en toda la zona de influencia fue el Budismo Theravada. En 1386, Kuena ordenó la construcción de Wat Pra That Doi Suthep, uno de los principales puntos espirituales de la región en la actualidad.
Un siglo más tarde, durante el reinado de Tilokaraj, el Reino de Lanna alcanzó su máximo apogeo.
Fue durante este periodo, entre mediados del siglo XIII y finales del XIV, cuando ambos reyes financiaron la construcción de aquellos templos, estupas y espacios públicos que más tarde se conocerían como ejemplos característicos de la arquitectura lanna. Ambos fueron también figuras importantes en la difusión del budismo en la región.
D E C L I V E
La conquista de los burmeses
Tras un largo periodo de paz y estabilidad, en el siglo XVI llegaron los problemas . El reino empezó a debilitarse a raíz de numerosas luchas dinásticas, lo que los siameses de Ayutthaya y los burmeses del estado de Shan vieron como una oportunidad para tomar el control de Lan Na.
El Reino de Ayutthaya invadió Lan Na en 1545 y, al año siguiente, después de saquear Lampang y Lamphun, logró incorporarlo a su reino como estado tributario, aunque conservando su sistema político y sus tradiciones.
De todos modos, el control siamés no duró mucho. En 1558, Chiang Mai fue conquistada por los burmeses y, durante 200 años, salvo determinados periodos en los que pasó a estar controlada por Ayutthaya, permaneció bajo su administración.
Entre 1701 y 1733, los burmeses dividieron el reino de Lanna en dos: Lanna del Este (con sede en Chiang Saen) y Lanna del Oeste (con sede en Chiang Mai). Esos doscientos años fueron un periodo duro para la región, en el que tanto la población como la ciudad se empobrecieron y fragmentaron.
Los burmeses, además, no se contentaron con controlar el norte, sino que su objetivo era seguir avanzando hacia el corazón del reino siamés y conquistarlo. Con el objetivo de extender su radio de control, en 1765 utilizaron la región de Lan Na como base para invadir los estados laosianos y Siam.
En 1774, los líderes nativos Tai Yuan, Phraya Chaban y Phraya Kawila, se rebelaron contra el gobernador birmano de Chiang Mai, Thado Mindin, y decidieron aliarse con Siam.
El sitio de Ayutthaya por los burmeses. Thai National Memorial
Es importante recordar que, años antes, en 1767, los birmanos habían incendiado y destruido por completo Ayutthaya, la histórica capital del reino siamés. Ante esta devastación, el rey Taksin de Thonburi trasladó el centro político hacia el sur, fundando lo que más tarde sería conocido como Bangkok. Desde entonces, Taksin lideró una intensa campaña para recuperar los territorios perdidos y expulsar a los birmanos. Con el respaldo de los líderes Tai del norte, su general de confianza, Chao Phraya Chakri (quien más adelante se convertiría en el rey Rama I), logró capturar Chiang Mai. Este triunfo marcó el inicio del control siamés sobre la mayoría de las ciudades-estado de Lan Na, como Chiang Mai, Lampang y Nan, aunque las ciudades del norte, Chiang Saen y Chiang Rai, permanecieron bajo dominio birmano.
Estas campañas contaron con el apoyo de los príncipes lanna de Lampang, particularmente Phraya Kawila, quien desempeñó un papel crucial en la defensa de la región frente a incursiones birmanas. La última ofensiva importante de los birmanos sobre Lampang ocurrió en 1787, cuando el príncipe Maha Sura Singhanat, hermano del rey Rama I, acudió en ayuda de Kawila y repelió con éxito el ataque. Ese mismo año, Kawila fue nombrado oficialmente gobernador de Chiang Mai y comenzó a restaurar la ciudad como una fortaleza estratégica contra futuras invasiones birmanas.
A pesar de estas victorias siamesas, Chiang Saen permaneció como el principal bastión birmano en Lan Na. Desde allí, los birmanos continuaron lanzando incursiones para intentar recuperar los territorios perdidos. Durante la guerra entre Burma y Siam de 1797-1798, Chiang Saen fue una base clave para los esfuerzos de Birmania, pero las fuerzas siamesas, bajo el liderazgo de Kawila en Chiang Mai, lograron consolidar el dominio de Siam en la región.
La victoria siamesa marcó el fin del dominio birmano sobre Lan Na, que pasó a integrarse en el reino moderno de Siam como un conjunto de estados tributarios, y consolidó la presencia siamesa en el norte, garantizando la estabilidad en los siguientes años.
R E N A C I M I E N T O
La reconstrucción de Chiang Mai
Durante el largo periodo que duraron esas guerras, Chiang Mai se encontró en el centro físico de los enfrentamientos, lo que hizo que sus habitantes huyeran a lugares más seguros y dejaran la ciudad prácticamente abandonada y sumida en un estado de decadencia. Cuando finalmente lograron expulsar a los burmeses, lo que quedó fue una ciudad fantasma. Así comenzó la colosal tarea de reconstruir la capital y recuperar su influencia política y espiritual sobre la región.
Con la ayuda de Taksin, el rey Kawila emprendió la colosal tarea de repoblar la antigua capital. Para ello, llevó a cabo violentas campañas militares en los Estados Shan, el norte de Laos y el este de Birmania (actual Myanmar) en las que capturó a un gran número de personas de etnias Tai Yuan, Shan y Lao y las reubicó forzosamente en Chiang Mai, Lampang y Lamphun. Este enfoque priorizaba repoblar estas ciudades y revitalizar su economía, reflejado en el famoso dicho de la época: "Tomad gente, no ciudades".
Así como su fundación había sido cuidadosamente planificada siguiendo una meticulosa organización de las diferentes zonas, también lo fue su reconstrucción. Las personas reasentadas fueron ubicadas estratégicamente en distintas partes de la ciudad con el fin de promover la recuperación de la agricultura, el comercio y los templos budistas, lo que, a su tiempo, contribuía a revitalizar la economía y la cultura de Chiang Mai.
Según esta organización, los monjes y las figuras de alto rango, ya fueran de la realeza o militares, se instalaron en el interior de la ciudad amurallada. Al otro lado del foso, todavía protegidos por las murallas exteriores, se establecieron los comerciantes y los artesanos. En el exterior de la muralla, en el flanco sur, se ubicaron los artesanos de laca de Chiang Saen y de Kentung, mientras que los miembros de la etnia shan (Birmania) poblaron las áreas de Wualai y Chang Moi, especializados en la elaboración de productos de plata.
En el lado este, en la franja fértil junto al río Ping (San Sai, Sankampaeng y Sanpatong), se ubicaron las comunidades agrícolas, que requerían más espacio y campos de cultivo. Estas se alinearon a lo largo de las rutas de las caravanas que entraban y salían de la ciudad.
El resurgir cultural
Bajo la Dinastía Choa Chet Ton (la «dinastía de los siete príncipes»), que gobernó durante más de cien años con el beneplácito de Bangkok, la ciudad resurgió y volvió a brillar por su esplendor cultural.
El primer rey de esta dinastía, Kawila, inició la titánica tarea de restaurar los edificios más importantes y recuperar los templos erigidos durante el reinado de Mangrai. Sin embargo, ni las murallas, que se encontraban en estado de derribo, ni los fosos que las circundaban, que pasaron de tener una profundidad original de entre 4 y 5 metros a tener 2 metros en los tramos más favorables, recibieron el mismo interés.
También hubo un resurgir de las tradiciones culturales y literarias, se restablecieron las ceremonias budistas al estilo lanna y se retomaron las celebraciones y la artesanía propias de la región.
Este nuevo esplendor captó la atención de ingleses y franceses, que ya habían extendido su dominio en los países vecinos (Birmania e Indochina) y andaban al acecho de nuevas oportunidades. Los nuevos novios que le aparecieron a la región, no obstante, no pasaron inadvertidos ante el gobierno siamés, siempre preocupado por proteger sus fronteras.
Aunque Chiang Mai había pasado a ser un estado vasallo de Bangkok, con quien existía una buena relación, mantuvo cierto grado de autonomía bajo la administración de sus propios gobernantes locales, los príncipes de Lanna. No sería hasta 1899, durante el reinado de Rama V, cuando Chiang Mai y el resto del Reino de Lanna dejarían de existir como un estado independiente y se incorporarían al gobierno centralizado de Siam, que asumiría la administración de todas las regiones.
Antes de sacar conclusiones precipitadas, cabe tener en cuenta que esta anexión se produjo cuando Siam estaba delimitando los límites fronterizos con las colonias británica y francesa. La unión de las distintas regiones bajo un mismo gobierno era la mejor estrategia para protegerse de la marea colonialista que estaba arrasando el sudeste asiático.
É P O C A M O D E R N A
Cambios en el tejido urbano a principios del siglo XX
Al Tratado de Bowring del 1855 entre Bangkok y Gran Bretaña (que permitía a los ingleses comerciar en la región), le siguieron nuevos acuerdos en 1874 y 1883 que incluían el comercio en las regiones del norte.
Transporte de madera de teca con la ayuda de elefantes. Fuente: FahTai
A partir de estos, los británicos comenzaron a transportar teca desde el norte de Tailandia hacia Birmania utilizando el río Ping como vía principal de transporte. Esto tuvo un impacto significativo en la zona de Wat Ket Karam, en la orilla este del río, que se consolidó como un destacado centro de exportación de madera de teca. En poco tiempo, el barrio se convirtió en un importante enclave para el comercio internacional y se construyeron numerosos edificios a lo largo de la calle principal. En ellos se refleja el cruce de influencias que caracterizaba a la ciudad en ese momento: viviendas de poca altura, casas comerciales de estilo chino, viviendas de madera, oficinas de estilo colonial, templos budistas, iglesias cristianas, etc.
En esa época, en la ciudad antigua predominaban todavía las posesiones de la familia real de Lanna, mientras que ambas orillas del Ping estaban ocupadas por extranjeros (madereros y misioneros) y siameses. En la orilla oeste se ubicaron el Comisionado Siamés y el Cónsul Británico, y en el lado este, el más alejado del centro de la ciudad (el punto más sagrado), se ubicó la primera iglesia, las casas de los madereros de teca y los numerosos trabajadores chinos.
El barrio de Ket Karam adquirió especial importancia hasta la llegada del ferrocarril a la ciudad, en 1919, cuando el paisaje urbano volvió a transformarse y la zona al este del templo tomó el relevo como la nueva vía comercial de la ciudad.
Fue entonces cuando la calle Tha Pae (que desemboca en la emblemática puerta) y las orillas del río Ping se convirtieron en los nuevos centros de negocio, esta vez gestionados por migrantes chinos. De esta época data el popular mercado de Warorot y los múltiples comercios de las calles de los alrededores.
Ambas zonas son buenos ejemplos del trazado urbano de la época, caracterizado por avenidas flanqueadas por hileras de edificios comerciales (shophouses) de estilo tradicional: edificaciones estrechas de tres o cuatro pisos, con un negocio en la planta baja y la vivienda en los niveles superiores. En la parte posterior, protegidos del bullicio del tráfico de la calle, se encuentran los jardines y los callejones serpenteantes. En el corazón de estas comunidades se hallan los wats, los templos budistas que actúan como centros sociales y espirituales, y que, junto con el resto de edificaciones, conforman un patrón arquitectónico que promueve el sentido de comunidad y facilita las relaciones entre sus habitantes.
Siguiendo el ejemplo de Bangkok, a lo largo del siglo XX Chiang Mai se fue modernizando e integrando nuevos cambios procedentes de Occidente, sobre todo en los campos de la medicina, la tecnología y la educación.
las transformaciones agridulces de finales de siglo
Las reformas de Rama V, influenciadas por la corriente modernizadora que se estaba extendiendo por los países occidentales, fueron arrinconando poco a poco las ideologías tradicionales de Lanna basadas en la cosmología hindú, introduciendo en su lugar un pensamiento más racional.
Con la revolución siamesa de 1932, que supuso también el fin de la monarquía de Chiang Mai, se estableció un gobierno centralizado en Bangkok. Este tenía como prioridad poner al alcance de toda la población aquellos privilegios que hasta entonces habían estado reservados a unos pocos.
Universidad de Chiang Mai. Fuente: CMU
En la década de los 60, se llevaron a cabo importantes obras públicas para que la red de saneamiento y electricidad llegara a toda la ciudad. Se construyeron hospitales y, tras muchas reivindicaciones, se fundó la Universidad de Chiang Mai, la primera universidad de la región.
A la llegada del ferrocarril le siguió la construcción del aeropuerto, inicialmente con fines militares.
Como suele ocurrir, muchas de las obras emprendidas en este periodo con el objetivo de modernizar la ciudad y mejorar la calidad de vida de sus habitantes han sido muy criticadas posteriormente. Por ejemplo, la construcción de la carretera que llega a Doi Suthep erosionó el carácter sagrado que hasta entonces había tenido la montaña y sentó las bases para la implantación de la futura industria turística; la construcción del nuevo campus universitario, ubicado a los pies de la misma montaña, supuso la tala de un bosque que hasta entonces nadie había tocado, y las obras para cubrir uno de los primeros depósitos naturales para la construcción de la autopista Lampang-Chiang Mai debilitaron significativamente las defensas naturales de la ciudad para la prevención de inundaciones.
En los años 80, se empezaron a construir edificios de gran altura junto al río Ping, especialmente hoteles y condominios, y el tejido tradicional que hasta entonces había definido la identidad de la zona empezó a cambiar.
Con la llegada del turismo masivo en los 90, aparecieron nuevos puntos comerciales en el centro de la ciudad, lo que provocó el declive de la actividad comercial del histórico barrio del este del foso. Para contrarrestar los efectos del turismo y poder seguir adelante, desde entonces se llevan a cabo tareas para promover la actividad comercial en la zona, como el mercadillo de artesanos de los fines de semana o el centro de artesanía.
A principios de los años 2000, algunas de las antiguas casas de madera cambiaron de propietarios y se transformaron en hostales o cafeterías orientadas al turismo. Otras fueron sustituidas por edificios de apartamentos de hormigón.
En 2006, el departamento de obras públicas reclasificó la zona de Wat Ket Karam como una zona de alta densidad (hasta entonces había sido de media) y anunció la ampliación de algunas carreteras locales para acomodar el creciente tráfico de la ciudad derivado del turismo. Sin embargo, tras las críticas de gente preocupada por la pérdida de las raíces históricas del lugar, se abandonó el proyecto y la zona se declaró como «Terreno reservado para uso residencial». Asimismo, se limitaron el tamaño y la altura máxima de las nuevas construcciones con el fin de preservar la antigua zona residencial.
Actualmente, la preservación del patrimonio histórico sigue siendo un desafío constante, marcado por las tensiones derivadas del aumento del turismo y el acelerado desarrollo urbano.