Indianización

la influencia hindú en el sudeste asiático

Litografía del templo de Borobudur. G.B. Hooijer (1916—1919)

El término “indianización” se atribuye al arqueólogo francés Georges Coedes. En 1944, publicó Histoire ancienne des états hindouisés d’Extrême-Orient, un estudio exhaustivo sobre la influencia de la cultura hindú en varios países del sudeste asiático, a los que se refería como "estados hinduizados".

Antes de adentrarnos en el relato de la difusión de la cultura india, es importante señalar que, aunque hubo algún período de conquista puntual, en general, no se trató de un proceso colonial. El objetivo no era ampliar las fronteras políticas, sino difundir la religión, el pensamiento y la cultura hindúes de manera natural. Probablemente debido a esta fluidez inicial, la influencia de la cultura y las religiones hindúes sigue presente en todo el sudeste asiático. De hecho, el budismo, una religión que nació en la India alrededor del siglo V a.C., actualmente tiene más practicantes en los países indianizados que en el propio país de origen.

Orígenes y causas de la indianización

Existen diversas teorías sobre los orígenes de esta influencia, pero la más popular se centra en las rutas comerciales marítimas.

Se cree que, alrededor del s I dC, se produjo un aumento en la demanda de productos por parte del imperio romano, lo que incentivó a los comerciantes indios a explorar nuevos territorios en el sudeste asiático en busca de más recursos para comerciar. Estas travesías marítimas se realizaban siguiendo las corrientes de los vientos monzónicos, que variaban según la estación del año. Durante unos meses, los vientos soplaban en una dirección, y en otros, en la contraria, permitiendo a los viajeros ir y venir impulsados por las respectivas corrientes.

Esta estacionalidad obligaba a los marineros a permanecer en tierra durante meses, esperando a que los vientos cambiaran para poder regresar a sus hogares. Como resultado, debían instalarse durante la mitad del año en un puerto y la otra mitad en otro, lo que les llevó a establecerse y formar vínculos en los nuevos territorios. Este escenario creó una primera puerta de entrada para la cultura india.

A través de estas rutas comerciales, los brahmanes, miembros de la casta sacerdotal (y superior), comenzaron a desplazarse por los nuevos territorios explorados. Estos eruditos eran conocidos por sus vastos conocimientos en religión y filosofía (tanto hindú como budista), literatura, arquitectura y derecho. Su extenso saber atrajo la atención de las clases gobernantes de los nuevos territorios, quienes los invitaron a formar parte de sus cortes en calidad de sacerdotes, astrólogos y consejeros. Los brahmanes desempeñaron un papel crucial en la difusión de la cultura india, proporcionando no solo conocimientos religiosos y filosóficos, sino también principios administrativos y legales que influenciaron profundamente las estructuras de poder locales.

Así, no solo se adoptó la nueva religión, sino también el concepto de realeza hindú, en el que el rey era visto como un representante divino en la tierra. Por otro lado, el sánscrito, la lengua sagrada de los textos védicos y otros escritos religiosos como el Ramayana, se incorporó y convirtió en la lengua de la erudición y la administración en muchas cortes del sudeste asiático, lo que facilitó la transmisión y preservación de la cultura y el pensamiento hindú en la región.

Fuente: Wikipedia

La oportunidad de la geografía

Hace dos mil años, en el contexto en el que surgieron estas rutas comerciales, la región que hoy en día conocemos como Sudeste Asiático estaba flanqueada por dos grandes potencias: China e India.

El impacto de estas potencias en las distintas regiones, sin embargo, se materializó de modos muy distintos. Mientras que China se expandía conquistando y anexionando territorios, limitando así su influencia a las zonas que estaban bajo su dominio político, el enfoque hindú apostaba por una difusión pacífica y gradual de su cultura y religión, lo que no quiere decir que los distintos reinos indígenas no se enfrentaran en violentos conflictos entre ellos.

De este modo, por un lado, los conquistadores chinos impusieron de manera más radical sus costumbres, religión y escritura a los pueblos anexionados y concentraron su influencia especialmente alrededor de la zona del golfo de Tonkín y la región de Annam (actual Vietnam).

Al mismo tiempo, la influencia hindú se fue entrelazando con la cultura y las tradiciones preexistentes, lo que dio lugar a diversas adaptaciones regionales con elementos comunes entre ellas. Los hindúes, generalmente, no buscaban conquistar territorios ni expandir sus fronteras, lo que permitió que su cultura se difundiera de manera más extensa.

Esta influencia abarcó desde sus vecinos en Sri Lanka hasta la isla de Java en Indonesia, cubriendo toda la zona continental que incluye Birmania, Tailandia, Camboya, Vietnam y la península malaya. En cada una de estas regiones, la cultura hindú se integró con las prácticas locales, enriqueciendo y diversificando las tradiciones existentes.

En Tailandia y Camboya, la arquitectura y el arte hindús dejaron una huella significativa, visible en los templos y monumentos que todavía se encuentran en la región. En la isla de Java, la combinación de elementos hindúes y budistas dio lugar a una cultura única, ejemplificada por las majestuosas estructuras de Borobudur y Prambanan.

Esta difusión cultural no solo promovió el intercambio de ideas y conocimientos, sino que también facilitó el comercio y las relaciones diplomáticas entre los diversos reinos y estados de la región. Como resultado, la indianización dejó un legado duradero que sigue siendo evidente en muchas áreas del sudeste asiático hoy en día.

Reinos hindús en el sudeste asiático

Desde la llegada de los primeros comerciantes indios al sudeste asiático, numerosos reinos han surgido y desaparecido a lo largo del tiempo. Este artículo no busca profundizar en cada uno de ellos, sino ofrecer un panorama general de aquellos que tuvieron un impacto significativo en la región. El objetivo es comprender cómo la cultura india influyó, de manera prominente, en la definición arquitectónica y urbana del sudeste asiático.

 

ZONA CONTINENTAL

Reino de Funan (siglo I - VI d.C.)

El primer reino hindú en el sudeste asiático, fundado alrededor del siglo I d.C., fue el reino de Funan, un término que se atribuye a los historiadores chinos. La capital era Vyadhapura (del sánscrito, “Ciudad de cazadores”), ubicada en la parte baja del río Mekong, en lo que hoy es Camboya y el sur de Vietnam. El reino se extendía a lo largo de la costa del golfo de Tailandia, proporcionando una vía comercial clave entre la India y China.

Fuente: Encyclopedia Britannica

Funan se destacó por su comercio marítimo y por ser uno de los primeros estados en la región en adoptar y difundir la cultura y las tradiciones hindúes.

Se cree que entre el 550 y el 680 d.C., el reino se expandió a lo largo del Mekong hasta alcanzar la región de Laos, habitada por una población china llamada Chenla. De la fusión entre los Funan y los Chenla surgió un arte rico en representaciones de divinidades hindúes como Vishnu, variantes de Krishna y Shiva, entre otros. Pervivió hasta el siglo VI d.C., cuando fue absorbido por el reino de Chenla.

El reino de Champa (siglo II - XV d.C.)

El reino hindú de Champa, situado en la costa de lo que hoy es el centro y sur de Vietnam era conocido por su rica cultura, influenciada tanto por el hinduismo como por el budismo, y por su próspero comercio marítimo que conectaba el océano Índico con Asia Oriental.

Los reinos Mon (siglo IV - XIII d.C.)

Se cree que los Mon se originaron en el suroeste de China, desde donde descendieron por el río Mekong hasta establecerse en el valle del Chao Phraya, en el centro de la actual Tailandia. El primer reino Mon que formaron se conoce como Dvaravati.

Debido a su ubicación estratégica junto al mar, Dvaravati tuvo una buena relación comercial con los hindús y fue el reino más receptivo a la cultura india, la cual se encargó de difundir por su territorio. La sociedad Dvaravati adoptó el budismo Theravada, que se convirtió en la religión predominante y ayudó a consolidar la identidad cultural del reino.

En el siglo XI, estas ciudades-estado fueron conquistadas por los Khmer de Camboya, quienes dejaron una profunda influencia en la región.

En el siglo XIII, los Dvaravati fueron finalmente absorbidos por el imperio tailandés, pero su legado cultural y artístico perduró, influyendo en las dinastías posteriores.

El imperio Chenla (siglo VI - IX d.C.)

El Imperio Chenla fue una entidad política que existió en el sudeste asiático entre el siglo VI y el siglo IX. Su territorio abarcaba lo que hoy es Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam. Chenla surgió después del colapso del reino de Funan y fue el precursor del Imperio Khmer.

Tras la caída de Funan, Chenla emergió como un poder dominante en la región. El reino de Chenla se dividió en dos entidades: Chenla de Agua y Chenla de Tierra. Esta división reflejaba tanto las diferencias geográficas como las dinámicas políticas internas del imperio.

El imperio Khmer (siglo IX - XV d.C.)

En el siglo IX, los Khmer fundaron un gran imperio y establecieron su capital en Angkor, en la actual Camboya. La ciudad es conocida por albergar uno de los complejos religiosos hinduistas más grandes e importantes del mundo, Angkor Wat, que fue terminado en el siglo XII y redescubierto entre la selva a mediados del siglo XIX.

Angkor Wat no solo es un testimonio del poder y la sofisticación de los Khmer, sino también de la influencia duradera de la arquitectura y la religión hindúes en la región.

El reino de Pagan (siglo IX - XIII d.C.)

Los burmeses se asentaron a lo largo del Río Irrawaddy y establecieron su capital en Pagan (también conocida como Bagan), en la región de Myanmar. La capital se convirtió en un importante centro de poder y cultura en el sudeste asiático.

Entre las construcciones religiosas de Pagan, destacan las estupas budistas y los templos de estilo hindú, que reflejan una fusión de influencias religiosas y culturales. Pagan es conocida por su asombrosa concentración de templos, pagodas y estupas; en su apogeo, se cree que llegó a haber más de 10,000 estructuras religiosas en la zona, aunque hoy en día quedan alrededor de 2,000.

Los templos de Bagan no solo servían como lugares de culto, sino también como centros de aprendizaje y formación religiosa. La arquitectura de estos templos muestra una notable diversidad de estilos y técnicas de construcción, adaptadas a las diferentes corrientes del budismo y del hinduismo presentes en la región.

Los reinos de Sukhothai (siglo XIII - XV d.C.) y Ayutthaya (siglo XIV - XVIII d.C.)

Ambos reinos, situados en la actual Tailandia, destacaron por adoptar el budismo Theravada. 

Ayutthaya se emplazó sobre el río Chao Phraya, en un punto estratégico que le permitió convertirse en una importante potencia económica de la región.

A mediados del siglo XVII, en la zona continental, el budismo había ido ganando terreno al hinduismo. Esta transformación fue impulsada en parte por la consolidación de reinos budistas que promovieron la difusión del budismo Theravada. El hinduismo, aunque seguía presente, comenzó a ocupar un papel menos central en la vida religiosa de la región.

ZONA INSULAR

El imperio Srivijaya (siglo VII - XIV)

La relación entre Indonesia e India fue una de las más estrechas en el sudeste asiático. Para los hindús, tener el control de los estrechos de Malaca y Sonda, puntos clave en las rutas comerciales entre China e India, suponía una gran ventaja geográfica y comercial. Como resultado de esto, a lo largo del archipiélago malayo, tanto en la península como en las islas de Sumatra y Java, surgieron monarquías hindúes y budistas que construyeron importantes complejos religiosos y dejaron una profunda impronta en las estructuras sociales.

El principal reino indianizado en el archipiélago malayo se encontraba en la isla de Sumatra y llevaba el nombre de Srivijaya. Se desarrolló entre los siglos VII y XIII y su territorio se extendió por gran parte del archipiélago malayo, incluyendo zonas de la actual Indonesia, el este de Malasia y las Filipinas.

Srivijaya se distinguía por tener el control de las rutas comerciales marítimas del sudeste asiático, lo que le permitió desarrollar un próspero comercio de especias procedentes de la India y de sedas y porcelanas de China. Este dinámico comercio convirtió a Srivijaya en un centro económico y cultural crucial en el sudeste asiático, facilitando el intercambio no solo de bienes, sino también de ideas y tradiciones.

Fuente: U.S. Energy Information Administration

La relación especialmente fuerte con China se consolidó a través del estatus de Srivijaya como reino vasallo de este imperio. Este vínculo permitió una conexión fluida y constante con las potencias de la época, beneficiando tanto el crecimiento económico como el desarrollo cultural de Srivijaya.

La que se cree que fue su capital, Palembang, se convirtió en un punto de atracción para numerosos monjes budistas chinos que peregrinaban a la India, lo que hizo de la ciudad, no solo un centro de comercio, sino también un importante núcleo religioso y educativo. Los monasterios y centros de aprendizaje en Palembang atrajeron a eruditos de toda la región, fomentando un ambiente de intercambio intelectual y espiritual.

El tipo de budismo que se popularizó en el imperio de Srivijaya fue el Vajrayana, una forma de budismo que mezclaba la tradición budista con elementos indígenas, magia, simbolismos y fuerzas sobrenaturales. Esta versión sincrética del budismo no solo reflejaba las tradiciones espirituales locales, sino que también fortalecía la cohesión cultural en todo el imperio.

El fin del imperio Srivijaya tuvo lugar tras la conquista de los Chola, una dinastía india que representó una excepción en la habitual política de expansión pacífica hindú. En el año 1025, los Chola atacaron Srivijaya con el fin de controlar las rutas comerciales vitales del sudeste asiático y, al mismo tiempo, extender su influencia.

La ofensiva Chola debilitó significativamente al imperio Srivijaya, provocando una pérdida considerable de recursos y estabilidad. Este debilitamiento permitió que otras potencias regionales aprovecharan la situación. A lo largo de los siguientes siglos, Srivijaya fue incapaz de recuperar su antigua gloria y dominio sobre las rutas comerciales y, finalmente, en 1288, el imperio perdió su independencia y fue absorbido por el creciente imperio Singhasari de Java. Esta anexión marcó el fin definitivo del imperio Srivijaya, que dejó un legado duradero en la historia del sudeste asiático a través de sus contribuciones al comercio, la cultura y la difusión del budismo.

Haz que se destaque

Fuente: Encyclopedia Britannica

El imperio Majapahit (siglo XIII - XVI d.C.)

El último gran imperio procedente de la zona insular fue el de Majapahit, ubicado en la isla de Java. Se desarrollo en el período comprendido entre 1292 y 1527 y se cree que llegó a abarcar una superficie similar a la actual Indonesia y parte de Malasia.

Entre finales del siglo XV y principios del XVI, el hinduismo perdió su papel dominante con la llegada de comerciantes musulmanes de Gujarat, al noroeste de la India. A partir de entonces, el hinduismo quedó relegado principalmente a la pequeña isla de Bali y, a medida que el islam fue ganando terreno, las formas derivadas del budismo fueron desapareciendo gradualmente del archipiélago.

Imperio Majapahit

Fuente: Wikipedia

Con la llegada del período colonial, nuevas dinámicas religiosas se introdujeron en el sudeste asiático. Las misiones cristianas, patrocinadas por las potencias coloniales europeas, comenzaron a establecerse en diferentes partes de la región. Los misioneros europeos, tanto católicos como protestantes, promovieron la construcción de iglesias y escuelas con el fin de fomentar la conversión al cristianismo.

Actualmente, las tres religiones más practicadas en el sudeste asiático son el budismo, el islam y el cristianismo. El budismo sigue predominando en la zona continental, especialmente en países como Tailandia, Camboya, Myanmar y Laos. El islam, por otro lado, domina en la zona insular, particularmente en Indonesia, Malasia y Brunei. El cristianismo también tiene una presencia considerable en países como Filipinas y partes de Indonesia.

El budismo y el islam, que en su mayoría llegaron desde la India, han dejado una profunda huella en la cultura y la vida cotidiana de los pueblos del sudeste asiático. A lo largo de los siglos, estas religiones han interactuado con las tradiciones locales y con las influencias chinas y europeas, creando un mosaico religioso y cultural único en la región.


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